Este verano es el más caluroso jamás registrado en todo el mundo. De Europa a la India, pasando por Arizona y Texas, el calor implacable está azotando día tras día a la población y afectando a las empresas. En los últimos 30 días se han batido casi 10.000 récords de calor y precipitaciones en todo el mundo. Esto no es nuevo. Los científicos llevan décadas advirtiendo del calentamiento del planeta. Pero el impacto que tendría en las empresas y la economía era, cuando menos, impreciso.
Hasta hace poco, la mayoría de los investigadores suponían que las repercusiones se dejarían sentir sobre todo en la industria agrícola. Y tiene sentido. El aumento de las temperaturas dificulta el cultivo y la cosecha. Sin embargo, este verano ha arrojado algo de luz sobre el impacto real del aumento de las temperaturas y es mucho más generalizado.
Investigaciones recientes destacan el potencial de daños significativos a diversos sectores, tendencias de consumo y bienestar de los empleados. En este artículo, profundizaremos en los retos reales a los que se enfrentan las empresas estadounidenses debido al calor extremo y exploraremos soluciones prácticas para abordar este acuciante problema.
Cambios en las tendencias de consumo
A medida que las temperaturas sigan subiendo, el comportamiento de los consumidores se adaptará de forma natural a las nuevas realidades climáticas. Las empresas deben comprender estas tendencias cambiantes y estar preparadas para satisfacer las demandas cambiantes de sus clientes.
A veces estos cambios aparecen de forma inesperada. Este verano, por ejemplo, Unilever, la empresa británica matriz de marcas tan populares como Ben & Jerry's y Magnum, ha observado que la ola de calor que asola Europa ha provocado un descenso de las ventas de helados. Resulta que cuando hace mucho calor, la gente prefiere una bebida para saciar la sed a un pesado postre lácteo. Del mismo modo, las empresas estadounidenses del sector de la alimentación y las bebidas pueden encontrarse con dificultades a medida que las olas de calor sean más frecuentes e intensas.
Otros cambios serán más esperados. Los compradores pasarán más tiempo en espacios cerrados, evitarán las actividades al aire libre y probablemente gastarán más dinero en Internet. Exigirán aire acondicionado, estaciones de refrigeración y zonas de chapoteo en los espacios de reunión. Para mantenerse a la vanguardia, las empresas deben considerar la posibilidad de ofrecer productos y servicios respetuosos con el clima que se ajusten a la creciente preferencia de los consumidores por refrescarse. Las soluciones ecológicas, energéticamente eficientes y resistentes al calor serán cada vez más deseables, lo que ofrece oportunidades de innovación y diferenciación en el mercado.
Impacto en los empleados
No hay que subestimar el impacto del aumento de las temperaturas en la mano de obra, especialmente en la construcción y la agricultura. Estos sectores dependen en gran medida del trabajo al aire libre, lo que los hace muy susceptibles al calor extremo. Según este informe de la revista Time, para 2050 se prevé que la construcción pierda un 3,5% de su actividad económica anual total a causa del calor (1.200 millones de dólares al año), y la agricultura un 3,7% (130,7 millones de dólares al año).
En el sector servicios, donde trabajan millones de estadounidenses, se prevé que las pérdidas globales por el calor extremo sean aún mayores. Cuando suben las temperaturas, es más probable que la gente se sienta cansada o enferma y trabaje más despacio. Esto puede ser increíblemente peligroso, sobre todo en trabajos no protegidos por el aire acondicionado. Los trabajadores de sectores como la restauración o el transporte pueden verse expuestos a temperaturas peligrosamente altas. Podría pensarse que se trata de un problema del pasado, pero los conductores de UPS acaban de negociar un acuerdo en junio para proporcionar por fin aire acondicionado en las furgonetas de reparto, que pueden alcanzar hasta 140 grados Fahrenheit en un día caluroso. La realidad es que el sector servicios se enfrenta a pérdidas de 2.800 millones de dólares al año -el0,7% de su actividad económica- en 2050.Las empresas deben dar prioridad al bienestar de los empleados, invertir en medidas de protección y crear entornos de trabajo seguros contra el calor para mitigar el impacto en su plantilla.
Impacto en el mercado de la vivienda
El mercado inmobiliario no es inmune a las consecuencias del cambio climático. A medida que los fenómenos meteorológicos extremos se hacen más frecuentes e intensos, el riesgo de daños en viviendas e infraestructuras aumenta considerablemente.
Las viviendas de alto riesgo situadas en zonas vulnerables, como regiones costeras o zonas propensas a inundaciones, corren un mayor riesgo de sufrir daños por huracanes, inundaciones y olas de calor extremas. Como resultado, los propietarios de viviendas, las aseguradoras y el gobierno pueden enfrentarse a billones de dólares en daños a largo plazo. La presión sobre el mercado inmobiliario puede provocar fluctuaciones en el valor de las propiedades, subidas de las primas de seguros y posibles crisis financieras.
Para abordar este problema, las empresas y los responsables políticos deben colaborar para aplicar prácticas de construcción resilientes e infraestructuras sostenibles. Invertir en construcciones resistentes al clima y desarrollar estrategias de planificación urbana que tengan en cuenta los riesgos del cambio climático son pasos esenciales para salvaguardar el mercado de la vivienda.
Aumento de la desigualdad en el Sur
Lamentablemente, el impacto del aumento de las temperaturas no se distribuye de manera uniforme, y se prevé que el tercio más pobre de los condados de EE.UU. se lleve la peor parte de las consecuencias del cambio climático, amplificando las desigualdades sociales y económicas existentes. La mayoría de esos condados se encuentran en el Sur.
Las comunidades del Sur ya se enfrentan a retos socioeconómicos, y los efectos del calor extremo exacerbarán estas disparidades. Para hacer frente a esta disparidad, es necesario realizar esfuerzos específicos para ayudar a las comunidades vulnerables a adaptarse al cambio climático. El acceso equitativo a los recursos, la asistencia sanitaria y las infraestructuras resistentes al cambio climático pueden ayudar a reducir el impacto negativo en las zonas de bajos ingresos.
Está claro que no vamos a superar el calor a corto plazo, ya que el "verano más caluroso jamás registrado" se está convirtiendo en una tendencia anual. También está claro que el aumento de las temperaturas supone una amenaza importante para las empresas estadounidenses, ya que afecta a todo, desde los hábitos de gasto de los consumidores hasta el bienestar de los empleados e incluso el mercado inmobiliario estadounidense.
Para capear eficazmente el temporal que se avecina, las empresas deben tomar medidas proactivas hacia la sostenibilidad y la resiliencia. Adoptar prácticas ecológicas, invertir en infraestructuras y productos resistentes al calor y dar prioridad al bienestar de los empleados son acciones cruciales para tener éxito en las próximas décadas.