La inflación es un fenómeno económico que afecta no sólo a los precios, sino también a la forma en que las empresas comercializan sus productos. En este blog exploraremos el intrigante mundo del impacto de la inflación en el marketing de productos, centrándonos en las ingeniosas tácticas que emplean las empresas para sortear los retos que plantea la subida de precios. Desde la engañosa técnica conocida como "shrinkflation" hasta otras maniobras estratégicas de marketing, desvelaremos los secretos que se esconden tras el cambiante panorama de los bienes de consumo.
Comprender la inflación:
Antes de sumergirnos en las estrategias de marketing, dediquemos un momento a entender la inflación. En términos sencillos, la inflación se refiere al aumento constante del nivel general de precios de bienes y servicios a lo largo del tiempo. A medida que suben los precios, disminuye el poder adquisitivo del dinero, lo que plantea problemas tanto a los consumidores como a las empresas.
Shrinkflation:
El arte de reducir el tamaño: ¿Se ha dado cuenta alguna vez de que sus tentempiés favoritos parecen haber encogido mientras que el precio sigue siendo el mismo o incluso ha aumentado? Bienvenido al mundo de la "shrinkflation". La shrinkflation es un fenómeno de marketing por el que las empresas reducen el tamaño o la cantidad de un producto manteniendo el precio, lo que ofrece la ilusión de que los precios no han cambiado.
Tácticas estratégicas de marketing frente a la inflación:
La inflación plantea a las empresas la necesidad de adaptarse y encontrar formas innovadoras de mantener la rentabilidad sin alienar a su clientela. He aquí algunas tácticas de marketing que emplean las empresas para afrontar los retos que plantea la subida de precios:
1. La contracción de la inflación:
Como ya se ha mencionado, reducir el tamaño de los productos es un planteamiento habitual. Reduciendo sutilmente la cantidad y manteniendo el precio, las empresas pueden compensar el aumento de los costes de producción y preservar los márgenes de beneficio. Aunque los consumidores no noten inmediatamente los cambios, el efecto acumulativo se hace evidente con el tiempo. Algunas grandes empresas de bebidas alcohólicas, como Heinekin, llegan incluso a reducir la concentración de alcohol de sus cervezas manteniendo, por supuesto, el precio.
2. Premiumización:
En respuesta a la inflación, algunas empresas optan por una estrategia conocida como premiumización. Esto implica posicionar sus productos como de mayor calidad o más exclusivos, justificando así un aumento de precio. Mejorando las características del producto, utilizando envases de primera calidad o incorporando marcas de lujo, las empresas pueden crear una percepción de valor añadido que justifique precios más altos. La tendencia a la premiumización también refleja una división en la economía estadounidense. A medida que aumenta la inflación, menos consumidores pueden permitirse comprar los productos que se venden a diario.
3. Racionalización de la línea de productos:
Otra táctica consiste en racionalizar las líneas de productos eliminando los artículos de bajo rendimiento o menos rentables. Al centrarse en los productos básicos y eliminar las variantes menos populares, las empresas pueden reducir los costes asociados a la producción, el marketing y la gestión de inventarios. Este movimiento estratégico les ayuda a mantener la rentabilidad al tiempo que se ajustan a las presiones inflacionistas.
4. Fijación estratégica de precios:
Las empresas pueden ajustar estratégicamente sus precios para hacer frente a la inflación. En lugar de subir los precios de forma generalizada, pueden hacerlo selectivamente en determinados productos o líneas de productos. Al identificar los artículos sensibles a los precios y ajustarlos en consecuencia, las empresas pueden mitigar el impacto del aumento de los costes y minimizar la reacción de los clientes. La buena noticia es que muchos servicios de proximidad, como la restauración y el comercio minorista, aún tienen margen para recuperarse tras su enorme caída durante el periodo de cierres patronales y distanciamiento social.
5. Paquetes y ofertas promocionales:
La inflación lleva a las empresas a introducir promociones y ofertas especiales para fidelizar a sus clientes. Agrupar productos u ofrecer descuentos por compras múltiples crea una percepción de valor para los clientes, al tiempo que permite a las empresas mantener sus márgenes de beneficio. Las promociones por tiempo limitado, los programas de fidelización y los sistemas de premios también ayudan a las empresas a retener a sus clientes en tiempos de inflación.
6. Canales de comercialización rentables:
En un esfuerzo por optimizar los presupuestos de marketing, las empresas pueden centrarse en canales rentables. El marketing digital, la publicidad en redes sociales y las campañas en línea específicas suelen ser una alternativa más asequible que la publicidad en los medios tradicionales. Aprovechando estas plataformas, las empresas pueden llegar a un público más amplio manteniendo a raya los gastos de marketing.
La inflación plantea multitud de retos a las empresas, entre ellos la necesidad de adaptar las estrategias de marketing a las cambiantes condiciones económicas. Desde las astutas tácticas de la "shrinkflation" hasta la "premiumización", la fijación estratégica de precios y las ofertas promocionales, las empresas emplean diversas técnicas para navegar por el complejo panorama de la subida de precios. Como consumidores, es importante mantenerse informados, comparar precios y evaluar el valor global de los productos para tomar decisiones de compra inteligentes. Si comprendemos la dinámica entre la inflación y las estrategias de marketing, podremos navegar por el mercado con mayor confianza y
La perspectiva del consumidor:
Como consumidores, es esencial ser conscientes de estas tácticas de marketing y de sus razones subyacentes. He aquí algunos consejos que le ayudarán a navegar por el panorama inflacionista:
1. Comparación de precios:
Compara precios entre distintas marcas y tamaños para asegurarte de que obtienes la mejor relación calidad-precio. Presta atención a los precios unitarios y considera el coste por onza o gramo en lugar del precio total del envase.
2. Leer etiquetas:
Vigile el tamaño y la cantidad de los productos que compra habitualmente. Observe cualquier cambio y considere si afecta a su satisfacción o al valor percibido. Ser un consumidor informado te capacita para tomar mejores decisiones de compra.
3. Comprender las ventajas y desventajas:
Reconozca que mantener el mismo precio de un producto puede conllevar contrapartidas, como tamaños más pequeños o sustituciones de ingredientes. Considere si estos cambios afectan a su satisfacción general y decida en consecuencia.